Los investigadores pudieron, en la mayoría de los casos, predecir qué color estaba viendo el segundo grupo utilizando los patrones de actividad cerebral que habían visto en el primero. También encontraron que diferentes colores eran procesados por áreas sutilmente diferentes en la misma región de la corteza visual, y que diferentes células cerebrales respondían con más fuerza a colores particulares. Estas diferencias fueron consistentes entre los participantes.

Los hallazgos sugieren que "hay puntos en común en la forma en que los diferentes cerebros codifican el color y estos tienen algo que ver con la forma en que nuestros cerebros representan el espacio visual", dice Bannert, neurocientífico cognitivo también en Tübingen.

Jenny Bosten, científica de visión del color de la Universidad de Sussex en Brighton, Reino Unido, dice que el "sesgo" de algunas células cerebrales hacia ciertos colores es "un nuevo hallazgo que me sorprendió y que realmente no encaja con nuestra teoría de cómo esas áreas de la corteza visual procesan el color".

"Si [el estudio] resiste la prueba del tiempo, lo cual no hay razón por la que no debería, podría cambiar la forma en que vemos la codificación de colores en la corteza", agrega.