lunes, 26 de septiembre de 2016

La primera guerra civil sin humanos duró 4 años… y una mujer estuvo allí para contarlo

Durante años he luchado por llegar a un acuerdo y aceptar este nuevo conocimiento. A menudo, cuando me despierto en mitad de la noche, vuelven a aparecer imágenes terribles en mi mente. Recuerdo a Satanaspirando la sangre que brotaba de una gran herida en la barbilla de Sniff; al viejo Rodolf, por lo general tan sumamente bueno, de pie a punto de lanzar una enorme roca sobre el cuerpo postrado de Godi; o a Jomeo rasgando a tiras la piel del muslo de ; o Figan golpeando continuamente sobre el cuerpo tembloroso y malherido de Goliath, su ídolo en la infancia. Aunque tal vez lo peor fue recordar a Passion comiéndose la carne del hijo de Gilka, con la boca llena de sangre como si fuera un vampiro.


Detrás de estas desgarradoras palabras se encuentra la figura célebre deJane Goodall. La primatóloga hace referencia a un hecho histórico, único y salvaje. Un asesinato, el 7 de enero de 1974 en el Parque Gombe, que dio origen a la primera gran guerra de la historia documentada entre primates no humanos, la primera documentada por la ciencia y la primera vez que tuvimos constancia de que no somos los únicos capaces de matar de manera salvaje y premeditada.
A comienzos de 1960 Jane Goodall llegaba a la Gombe Stream Chimpanzee Reserve (ahora el Gombe National Park) en Tanzania. Su idea era la de comenzar a documentar la vida social y familiar de los chimpancés que allí vivían. Lo conseguido desde entonces ha cambiado muchísimas premisas en cuanto a lo que pensábamos, pero si hubiera que nombrar los hitos de su investigación, Goodall tiene el reconocimiento de la comunidad científica por contradecir dos creencias muy arraigadas por aquellas fechas: aquellas que decían que únicamente los humanos podríamos crear y utilizar herramientas, y que los chimpancés eran vegetarianos. A ello habría que añadir que la primatóloga nos descubrió que podían ser tan violentos, agresivos y salvajes como los humanos.
A partir del 7 de enero de 1974, el concepto guerra dejó de ser únicamente para referirnos a nuestra especie. Los cuatro años de violencia que siguieron a la primera muerte cambiaron radicalmente las nociones de la propia Goodall sobre los chimpancés. Así dio comienzo a lo que se ha llamado la Guerra de Gombe, o como simplemente lo tituló Goodall en el capítulo 10 de su libro Through a Window: My Thirty Years with the Chimpanzees of Gombela guerra.

Un asesinato premeditado



Jane Goodall con una chimpancé hembra en 1997. AP Images

A comienzos de la década de los 70, diez años después de que Goodall llegase a Gombe, la comunidad de chimpancés que tan bien conocía había empezado a dividirse. La primatóloga contaba que ocurrió hacia el final del reinado de Mike como macho alfa, en ese momento había 14 machos adultos, y seis de ellos, incluyendo los hermanos Hugh y Charlie y el viejo amigo de Goodall, Goliath, comenzaron a pasar más tiempo en el sur, distanciados del resto de la comunidad.
Más tarde se unirían a ese pequeño grupo Sniff, que al comienzo era un adolescente, y tres hembras adultas con sus crías. Por tanto se podía hablar de un subgrupo de sur y otro en el norte, siendo este último más numeroso, con ocho varones adultos, doce hembras y sus crías.


A medida que pasaban los meses la relación entre los machos de ambos grupos era cada vez más hostil. Los machos del norte se intentaban mantener fuera del área del grupo sur. Sin embargo, con Hugh y Charlie a la cabeza, el grupo sur parecía tener no tener miedo al grupo norte. A ellos se les podía ver deambulando del sur al norte, y como la mayoría de las veces lo hacían en grupo, los machos del norte los intentaban evitar. Aún así, a los machos más antiguos del grupo norte, Mike y Rodolf, se les podía ver deambulando con Goliath (el más longevo de los habitantes del sur).
Dos años después de que se observaran estos primeros comportamientos y signos de división, parecía claro que ya existían dos comunidades bien distintas, cada una con su propio territorio delimitado. La denominada “comunidad Kahama” del sur había renunciado a la zona norte, mientras que la “comunidad Kasakela” se veía excluida del sur, un espacio donde hay que recordar que antes recorrían libremente.


Un chimpancé macho. Steffen Forestier / Shutterstock

Por aquellas fechas todo estaba a punto de estallar. Cuando los machos de las dos comunidades se encontraban en la “frontera” entre ambas áreas se mascaba la tensión. Más tarde comenzarían los primeros insultos a modo de ruidos entre unos y otros. Cada bando se mostraba en alerta, listo para la pelea, pero finalmente se retiraban a sus respectivas zonas de seguridad en los territorios. Cabe destacar que la propia Goodall pudo constatar que incluso en estas fechas, los tres machos más longevos de los grupos llegaron a renovar una vez más su amistad. Pero al año siguiente las cosas no mejoraron. Y entonces, de manera repentina, todo estalló.
El primer ataque fue observado por Hilali Matama, un colaborador de Goodalll. Él fue el tipo que, estupefacto, pudo contar al mundo el inicio de la escalada de violencia que se vivió en Gombe. Se trataba del primer ataque brutal perpetrado por los machos Kasakela sobre un varón de Kahama.


Era un 7 de enero de 1974. Cuando llegó la tarde, antes del anochecer, una patrulla de Kasakela de seis machos adultos habían decidido ir de ruta. Al mismo tiempo, un miembro joven de los Kahama, el macho Godi, se había alejado del grupo, un paseo que le había llevado hasta un enorme árbol con fruta. Godi decidió que allí pasaría el rato, comiendo en lo alto de las ramas hasta saciarse para luego regresar con el resto del grupo.
Desgraciadamente para Godi, el grupo de los Kasakela lo había avistado a lo lejos. Sin hacer ruido, en sigilo, el grupo se fue acercando hasta Godi, quien estaba en ese momento absorto disfrutando de la comida y en ningún momento vio venir a los agresores. Cuando el grupo se encontraba a pocos metros, Godi se gira y se percata del grupo agresor.


Dos chimpancés peleando. AP Images

Ya era demasiado tarde. Estaban encima de él. Godi salta y comienza un intento de huida veloz hacia su grupo, pero HumphreyFigan y sobre todoJomeo, todo un peso pesado en la lucha, lo seguían de cerca, hombro con hombro. El primero en dar con el joven macho fue Humphrey, quién consigue impactar con las piernas de Godi y este acaba en el suelo. En ese momento llegan hasta el joven FiganJomeoSherry y Evered, quienes inician un serie de golpes demoledores sobre el rostro de Godi. Ya en el suelo, Humphrey es el encargado de inmovilizarlo sentándose sobre su cabeza e inutilizando las manos de Godi con sus piernas.


Como vemos, Godi no tenía ninguna posibilidad de escapar, mucho menos de defenderse. Es entonces cuando Rodolf, el mayor de los machos Kasakela, comienza a golpear con furia e inusitada violencia sobre el rostro de GodiGigi, una hembra que también estaba allí junto a un macho joven, se mantiene a un lado mientras anima al resto. La imagen que pudo ver el colaborador de Goodall era atroz. Todos los chimpancés estaban gritando en voz alta mientras Godi estaba indefenso, sumido entre los gritos de terror y dolor mientras sus agresores descargaban toda su ira sobre el joven.
Fueron alrededor de 10 minutos de violencia extrema. En ese momentoHumphrey soltó a Godi. El resto del grupo se detuvo en su ataque y se mantuvieron alrededor de Godi de forma ruidosa. El joven macho había quedado postrado en el suelo, inmóvil durante unos momentos. Luego se intentó poner en pie lentamente mientras apenas podía emitir un sonido. Estaba gravemente herido, con grandes cortes en la cara, en una pierna y en el lado derecho del pecho. Le habían dado tal paliza que no podía ni gritar. En ese momento Rodolf se acercó desafiante al cuerpo malherido del macho, tomó una roca, la levantó, y la impactó contra el cuerpo deGodi.

La guerra entre primates y su origen



Lucha entre chimpancés. Sergey Uryadnikov / Shutterstock

Lo que ocurrió a partir de entonces fue toda una guerra civil que duraría cuatro años. Tiempo en el que ambos bandos se sumieron en una lucha de la que hasta entonces no teníamos constancia ni estudios. Al igual que las guerras entre humanos, la batalla de Gombé fue larga y brutal. Ese 7 de enero de 1974 la tensión se desbordó en un incidente violento dando inicio al largo conflicto.
Durante los cuatro años siguientes, los Kasakela matarían a los otros cinco machos (mas una hembra) del bando de los Kahama. Al mismo tiempo, también atacarían sin piedad e incluso secuestrarían a tres hembras de los Kahama. Tras la muerte a golpes en 1977 de Sniff, el último macho del bando, la comunidad Kahama desapareció, todos se habían convertido en víctimas y los Kasakela reclamaron el antiguo territorio de los Kahama como propio.


De ahí que podamos entender las palabras con las que comenzamos, donde Goodall explicaba en sus memorias los eventos perturbadores que le hicieron cambiar de opinión sobre muchos aspectos de los chimpancés. ¿Son entonces una especie violenta por naturaleza? ¿son, definitivamente, como los humanos?
El estudio de Goodall concluyó que los pacíficos chimpancés eran también y según las circunstancias, unos adeptos cazadores. Ella descubrió que también hieren y cazan a primates más pequeños (con los monos Colobusde manera sistemática) llegando a veces al canibalismo. De alguna manera y como llegó a afirmar, había encontrado que los chimpancés pueden ser “brutales, y como nosotros, tenían un lado oscuro en su naturaleza”.


Un grupo de Chimpancés “de ruta”. Sergey Uryadnikov / Shutterstock

Cuando la primatóloga informó sobre los acontecimientos de la batalla que había tenido lugar, su relato no se creyó, o al menos, se puso en tela de juicio por muchos colegas. En aquel entonces los modelos científicos de la conducta humana y animal prácticamente nunca se solapaban. Algunos científicos acusaron a Goodall de excesivo antropomorfismo. Otros sugirieron que su presencia y la de sus colaboradores junto a la práctica de alimentar frecuentemente a los chimpancés, había creado un conflicto violento en una sociedad pacífica por naturaleza. Sin embargo, lasinvestigaciones posteriores utilizando métodos menos invasivos acabarían confirmando que las sociedades de chimpancés mantenían en su estado natural este tipo de conflictos.
Para el antropólogo Richard Wrangham, de la Universidad de Harvard, los chimpancés y los seres humanos están genéticamente predispuestos a la violencia letal. Wrangham afirma en su libro Demonic Males: Apes and the Origins of Human Violence que la matanza sólo puede ocurrir en grupos, como en el caso de la guerra de Gambe.


El hombre explica que, como en el caso de Godi, aunque a los chimpancés les gusta vivir en grupos, a los machos también les gusta alejarse a menudo de los grupos con el fin de alimentarse por sí solos durante el día. Estos chimpancés solitarios son vulnerables. Según el antropólogo, estima que un grupo de chimpancés solo mataría si se trata de una lucha de 5 contra 1, una ventaja abrumadora.
Por tanto, este tipo de incursiones letales no tienen por qué surgir de un conflicto anterior, no tiene que haber una escalada de hostilidades en el pasado. Es, según el antropólogo, un apetito por la caza, y como consecuencia se mata a los rivales, algo similar a la depredación. Claro que otros muchos antropólogos rechazan la teoría de Wrangham de que los chimpancés sean agresivos y busquen la guerra de manera innata.


Calma en un grupo de Chimpancés. Sergey Uryadnikov / Shutterstock

Hace muy pocos años el exhaustivo trabajo de Goodall fue revisado por varios investigadores de la Universidad de Duke liderados por Joseph Feldblum, luego publicado en un artículo para Newscientist. En el pasado, los investigadores habían estimado que la fuerza de los lazos sociales se basaba en la cantidad de tiempo que pasaban juntos los chimpancés.
Feldblum tenía una idea mejor de las relaciones sociales de los animales, como por ejemplo considerar si los chimpancés llegaron al mismo tiempo y en la misma dirección. Su equipo conectó estos datos en un software, una herramienta cuyos algoritmos pudieron describir la red social de los animales y las claves del enfrentamiento. El estudio lo hicieron durante varios períodos entre 1968 y 1972, lo que revelaba el momento en el que la naturaleza de la red social cambió.
Sus resultados sugieren que la comunidad de Gombe se unió hasta 1971, y que a continuación surgió la brecha social, los chimpancés se separaron repentinamente en dos grupos, los cuales se socializaron cada vez menos entre sí. Feldblum apunta como momento clave la muerte de Leakey a finales de 1970. Se trataba el macho más longevo y el puente que unía a ambos grupos. Tras la muerte de Leakey comenzó el reino como macho alfa de Humphrey, aunque este era más débil y acabaría en una rivalidad con Charlie y Hugh (los hermanos del sur) y posteriormente con el inicio de la batalla.
El estudio de Feldblum venía a dar la razón a Wrangham y a la propia Goodall. Humphrey acabaría matando a todo el clan y lo haría porque los chimpancés, efectivamente, pueden llegar a atacar (y matar) como lo ha hecho el ser humano a lo largo de la historia, ya sea por la búsqueda de recursos o por la lucha de un territorio. Los grupos se habían formado por “preferencias” o afinidades.
Con un matiz. Como explica el propio Feldblum, la guerra de Gombe es un evento único y conocido de chimpancés que se separaron bajo estos términos.


Fuente: http://es.gizmodo.com/la-primera-guerra-civil-sin-humanos-duro-4-anos-y-una-1786793115?utm_campaign=Gizmodo_facebook_SF_es&utm_source=Gizmodo_facebook_es&utm_medium=Socialflow

miércoles, 14 de septiembre de 2016

La vida

La vida, ese ciclo interminable, ese ciclo continuo
ese concepto ambiguo
ese concepto amplio
ese concepto tan completo

no esforzamos por definir la vida
nos esforzamos por mejorar la vida
y en el proceso olvidamos como mejorar la vida

algunos ignorantes
algunos no tanto
algunos sabios

yo que soy?
la vida me llena
la vida está en mi
y la vida está aquí

no es ignoto
no es mágico
no es un misterio

pero es un dogma
pero no es un dogma

la vida la tenemos
la vida no la vivimos
la vida está aquí
si me lees la vida está en ti...

porque no fui tu amigo nadamás?

Dime porque no fui tu amigo nadamás
dime porque no fui alguien mas en tu vida
dime porque no fui alguien que tendrías que olvidar

dime porque no dije adiós
dime porque estuve ahí
dime porque no dije adiós

te quise
te amé
y así te olvidé

jamás consideré tu desamor
jamás consideré tu indiferencia
jamás consideré tu adiós...


Palabras tristes

Estos versos tristes
estas palabras tristes
estos suspiros tristes

tu en mi mente siempre estás
tu en mi alma siempre estás
tu en mi recuerdo siempre estás

nuestra historia terminó
nuestra historia fue
nuestra historia
alguna vez fue?

Aquel desamor...

El amor que un día era mi futuro
el amor que un día era mi meta
el amor que un día era mi encanto

el amor que murió
el amor que me mató
el amor que me dejó

ese amor que tenía por ella
ese amor que tenía por su corazón
ese amor que tenía en mi corazón...

aquel amor
aquel dolor
aquel desamor...

jueves, 1 de septiembre de 2016

Las razones por las que un médico se opone a la canonización de la Madre Teresa de Calcuta



El doctor Aroup Chatterjee, un médico nacido en Calcuta y que ahora vive en Londres, publicó “Mother Teresa: The Final Verdict” en 2003. Su libro cuestiona la labor de las Misioneras de la Caridad en la India.



CALCUTA, India — Criticar a un icono global de la paz, la fe y la caridad no es fácil. Pero es lo que ha hecho el doctor Aroup Chatterjee durante gran parte de su vida: es uno de los críticos más visibles de la Madre Teresa de Calcuta.
Chatterjee, un médico de 58 años, reconoció que su lucha ha sido solitaria. “Soy el indio solitario. Le dediqué mucho tiempo. Habría pagado por hacerlo. Bueno, pagué por hacerlo”.
Su tarea está a punto de volverse mucho más complicada porque la Madre Teresa será declarada Santa en septiembre.
En realidad, la crítica de Chatterjee es tanto sobre la percepción de Occidente de la Madre Teresa como sobre su propio trabajo. A medida que se acerca la canonización, Chatterjee espera que se abra el diálogo sobre el legado de la monja en Calcuta, donde comenzó su obra por los “más pobres de entre los pobres” en 1950.
Cuando era joven, a Chatterjee, nativo de Calcuta, le molestaba la narrativa que rodeaba a la Madre Teresa, en especial la descripción de la ciudad como un “hoyo negro”, uno de los lugares más desesperados de la Tierra.
Tras crecer en Ballygunge, un barrio de clase media de Calcuta en los años cincuenta y sesenta, dijo que la ciudad que recuerda era cosmopolita y próspera. “Cada aerolínea que existía aterrizaba aquí”, añadió.
Como capital del Imperio británico en la India durante 140 años, Calcuta era considerada una de las joyas de la corona. Cuando los británicos trasladaron su cuartel general a Delhi en 1911, según reconoce Chaterjee, comenzó el lento declive.
El doctor fue militante de un partido político de izquierda a finales de los años setenta y principios de los ochenta mientras estudiaba medicina en Calcuta y se movía con frecuencia por los suburbios más pobres. Durante su año de prácticas también vio pacientes de una de las “zonas rojas” más antiguas  y más difíciles de la ciudad.
“Nos acostumbramos a ver muchos abusos a mujeres y niños”, dijo, y señaló que la ciudad aún tenía dificultades para absorber a los refugiados de la guerra civil con lo que entonces era Pakistán del este, ahora Bangladés.
“Nunca vi monjas en los suburbios en los que trabajé”, dijo. “Creo que es una aventura imperialista de la Iglesia católica contra una población oriental, una ciudad oriental, que ha hecho mucho daño a nuestro prestigio y nuestro honor”.
Tras cientos de horas dedicadas a la investigación, la mayor parte recogidas en un libro que publicó en 2003, Chaterjee dijo que encontró una “cultura de sufrimiento” en los hogares gestionados por la organización de la Madre Teresa, las Misioneras de la Caridad, donde ataban niños a las camas y el único medicamento que le daban a los pacientes terminales era aspirina.
No solo él sino otros dicen que la Madre Teresa llevó su vocación por la frugalidad y la simplicidad a extremos y permitió prácticas como la reutilización de agujas hipodérmicas. También dice que toleraba instalaciones en las que un paciente tenía que defecar frente al otro.
Pero no fue hasta que se mudó al Reino Unido en 1985 y aceptó un trabajo como médico en un hospital rural que se dio cuenta de la reputación que Calcuta había adquirido en el extranjero.
En 1994, Chatterjee contactó a Bandung Productions, una empresa del escritor y cineasta Tariq Ali. Lo que comenzó como una llamada telefónica de 12 minutos se convirtió en una oferta de Channel 4 para filmar una investigación sobre el trabajo de Teresa de Calcuta. Christopher Hitchens fue la persona elegida para presentar lo que se convertiría en El ángel del infierno, un documental con mirada escéptica.
El año siguiente, Chatterjee viajó por todo el mundo reuniéndose con voluntarios, monjas y escritores familiarizados con las Misioneras de la Caridad. En más de cien entrevistas, escuchó historias sobre personas que sin la formación necesaria administraban medicinas de más de 10 años de antigüedad o cómo sábanas llenas de heces se lavaban en los mismos lugares que los platos.
En el pasado, cuando se han hecho críticas similares, las Misioneras de la Caridad no han negado estas informaciones pero han dicho que las monjas trataban de solucionarlo. Hoy, dicen que consultan habitualmente con logopedas y fisioterapeutas para cuidar a personas con discapacidades físicas y 

mentales. Y las monjas dicen que a menudo llevan a los pacientes que necesitan cirugía o mayores cuidados a hospitales cercanos.
“En la época de la Madre Teresa, esos fisioterapeutas ya venían, pero en esa época, no había tantos”, dijo Sunita Kumar, portavoz de las Misioneras de la Caridad.
Ahora, añadió Kumar, varias monjas se han formado “para mejorar su formación médica” y el mantenimiento general de las instalaciones ha mejorado.
Chatterjee estuvo de acuerdo con que tras la muerte de la Madre Teresa en 1997, los hogares gestionados por la orden comenzaron a tomarse más en serio sus prácticas sanitarias. Se eliminó la reutilización de jeringas, por ejemplo.
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El papa Juan Pablo II y la Madre Teresa en 1986. Será canonizada el 3 de septiembre, 13 años después de su beatificación y 19 después de morir. CreditJean-Claude Delmas/Agence France-Presse — Getty Images
Durante los años en que Chatterjee ha hecho campaña para que se produzcan cambios en las instalaciones, siente que los habitantes de Calcuta se han vuelto contra él.
“Pensé que la gente me recibiría con rosas y guirnaldas en Calcuta si les contaba que iba a exponer esto. Fui un tonto”.
Parte de la protección colectiva hacia la Madre Teresa, en opinión de Chatterjee, puede atribuirse al Premio Nobel de la Paz, que la monja recibió en 1979. “Los habitantes de Calcuta están fascinados con el nobel”. Un escritor local, Rabindranath Tagore, fue el primer asiático en ganar el Premio Nobel de Literatura en 1913. Otros, cree, simplemente tienen miedo de hablar.
Pero el doctor Chatterjee dijo que el lugar que ocupa la Madre Teresa en el canon occidental ya es suficiente para que muchos la agasajen con una mentalidad de inferioridad colonial. “Si Occidente dice que es buena, debe ser buena”.
Ahora, antes de su canonización, varios nacionalistas hindúes han comenzado a hablar contra su figura desde diversos puntos de vista. Argumentan que las Misioneras de la Caridad forzaban la conversión de sus pacientes. Chatterjee se siente más seguro ahora cuando la critica porque el partido nacionalista Bharatiya Janata está en el poder.
Y sobre cómo Occidente recibió su trabajo, Chatterjee dice que existía el apetito por la parte más sensacionalista de su historia.
“No piensan en la dignidad de una ciudad del tercer mundo o en cómo su prestigio ha sido dañado por una monja albanesa. Es obvio que están interesados en las mentiras y los charlatanes y el fraude, pero la historia completa no les interesa”, dijo.
Cuando le preguntan si el hecho de que se convierta en santa puede perjudicar su campaña, Chatterjee dijo que seguirá su lucha por esclarecer su legado durante todo el tiempo que sea necesario.
“Para mí, nunca dejará de existir el diálogo, porque creo que si el mito continúa, el tema continúa. No lo dejaré. Es así de simple”.


Fuente: http://www.nytimes.com/es/2016/08/30/las-razones-por-las-que-un-medico-se-opone-a-la-canonizacion-de-la-madre-teresa-de-calcuta/?smid=fb-espanol&smtyp=pay&smvar=timespt
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