Tras 15 años en órbita, la sonda Mars Reconnaissance Orbiter ha cambiado nuestra visión del planeta rojo
Marte, cuyo paisaje se pensaba estático y polvoriento, se halla en constante cambio. No fue hasta la llegada de la sonda espacial Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), de la NASA, cuando comenzamos a observar dunas movedizas, cambios estacionales y remolinos de polvo por todo el planeta. La sonda ha cumplido hace poco 15años en órbita alrededor de nuestro mundo vecino, donde ha catalogado una amplia variedad de estructuras geológicas gracias a sus cuatro instrumentos científicos y sus tres cámaras. «Nunca habíamos contado con una resolución tan buena durante un período lo suficientemente largo para observar cambios en la superficie», señala Richard Zurek, científico del proyecto MRO y miembro del Laboratorio de Propulsión a Chorro, en California. «Hoy podemos ver que Marte es un planeta dinámico.»
Con más de 400 terabits de datos transmitidos a la Tierra a lo largo de los años, la sonda, lanzada en 2005, no solo ha referido numerosos hallazgos relativos a la atmósfera y la superficie de Marte, sino también —gracias a su radar— al material subsuperficial del planeta. Asimismo, se ha empleado como satélite de comunicaciones para transmitir mensajes procedentes de los distintos módulos de aterrizaje y robots exploradores que han visitado el suelo marciano durante su permanencia en órbita. Hoy la sonda sigue gozando de buena salud y dispone de combustible suficiente para continuar funcionando durante al menos otros 15 años, siempre y cuando sus instrumentos lo resistan. «Por supuesto, siempre podrán producirse averías inesperadas, como en un coche viejo», apunta Leslie Tamppari, científica adjunta del proyecto MRO y miembro del Laboratorio de Propulsión a Chorro. «Pero esa longevidad nos permitiría ampliar verdaderamente nuestro conocimiento sobre Marte. Hay aspectos que solo podremos dilucidar si disponemos de un largo historial de observaciones de referencia.»
Al mismo tiempo, la sonda ha expuesto la belleza de Marte y ha revelado un mundo alienígena que guarda sorprendentes similitudes con el nuestro. Al igual que muchas de las fotografías del telescopio espacial Hubble y otros observatorios, las imágenes de la MRO no son solo ciencia; son también objetos de arte. Zurek recuerda el día en que Alfred McEwen, investigador principal del Experimento Científico de Imágenes de Alta Resolución (HiRISE), visitó el Laboratorio de Propulsión a Chorro: «En la secretaría le dijeron: “Siga el pasillo y cuando llegue al cuadro impresionista gire a la izquierda”. Recorrió el pasillo y vio que el cuadro impresionista era, en realidad, una foto de Marte tomada por su cámara».
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