La apendicectomía, realizada décadas antes de la manifestación de los primeros síntomas, reduciría el riesgo de padecer la patología y retardaría su aparición.
La enfermedad de Parkinson se caracteriza por la acumulación de la proteína alfa-sinucleína en la región cerebral conocida como sustancia negra. Ello provoca la muerte de las neuronas dopaminérgicas y resulta en la aparición de los síntomas motores -temblores, caídas, rigidez- propios de la patología. Sin embargo, los agregados proteicos no solo se observan en las células neuronales del sistema nervioso central.
Las neuronas entéricas, responsables de controlar el aparato digestivo, también presentan cúmulos de alfa-sinucleína, incluso en etapas tempranas que preceden al desarrollo de la enfermedad. Es un hecho conocido que esta proteína, en su forma patológica, puede propagarse de una célula a otra.
Por ello, en tiempo reciente, la comunidad científica centra sus esfuerzos en dilucidar si el origen del párkinson podría hallarse en el tracto gastrointestinal. Ahora, Viviane Labrie y su equipo, del Instituto de Investigación Van Andel en Michigan, en colaboración con investigadores de otros centros estadounidenses, franceses, canadienses y suecos, proponen que la extirpación del apéndice reduciría el riesgo de sufrir párkinson, además de retardar su aparición. El estudio, publicado por la revista Science Translational Medicine, recoge datos procedentes de 1.6 millones de personas, y según los resultados, someterse a una apendicectomía décadas antes de la manifestación de los primeros síntomas de la enfermedad disminuiría en un 19.3% la probabilidad de desarrollarla.
El apéndice actuaría como reservorio de alfa-sinucleína, la proteína involucrada en la muerte neuronal característica del párkinson. En consecuencia, su extirpación podría resultar protectora, pues no solo reduciría el riesgo de padecer la enfermedad, sino que también retardaría su aparición. En la imagen, agregado de alfa-sinucleína o cuerpo de Lewy (marrón) en la sustancia negra de un paciente de párkinson. [Wikimedia Commons]
Los autores destacan que el efecto más pronunciado se observa en zonas rurales, donde el número de individuos afectados por la patología incrementa, probablemente, a causa de la exposición a los pesticidas. La extracción quirúrgica del apéndice, realizada 3 decenios antes del inicio del síndrome parkinsoniano, también retrasaría el comienzo de la enfermedad alrededor de 3.6 años. Para sorpresa de los científicos, en sujetos sanos, este órgano conectado al intestino grueso presenta agregados patológicos de alfa-sinucleína parecidos a los responsables de la muerte neuronal en el cerebro. Asimismo, dichas formas proteicas aberrantes muestran capacidad para inducir la malformación anómala en proteínas nativas, normales.
El apéndice desempeña un importante papel en la respuesta inmunológica y la regulación del microbioma intestinal. Labrie y sus colaboradores postulan que, a consecuencia de la inflamación causada por esta función, alfa-sinucleína se agregaría y acumularía.
Por consiguiente, el apéndice actuaría como reservorio y favorecería el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. En un futuro, el desarrollo de nuevos fármacos que limitaran la malformación y depósito de la proteína en el tracto gastrointestinal podrían ayudar en la lucha contra la patología.
Referencia: «The vermiform appendix impacts the risk of developing Parkinson's disease», de B.A. Killinguer et al. en Science Translational Medicine, 10;eaar5280, publicado el 31 de octubre de 2018.
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