martes, 27 de noviembre de 2012

Israel no negocia con terroristas


Desde su fundación en 1948, la pequeña y joven nación de Israel ha asumido como política nacional fundamental la protección de sus compatratiotas dentro y fuera de sus fronteras. Uno de los marcos de aplicación de esta política es la guerra incondicional contra el terrorismo internacional, cualquiera que sea su forma y lugar de aparición. La famosa y algo parafraseada frase "nuestro país no negocia con terroristas" tuvo su máxima expresión en la historia de la que hoy os vamos a hablar: una fascinante operación de rescate llevada a cabo a más de 4000 kilómetros de Israel, en la que fueron liberados más de un centenar de rehenes, se destruyó parte de la fuerza aérea de todo un país y se ejecutaron a 46 combatientes enemigos. Y todo en 53 minutos. Os presentamos la Operación Entebbe.

El secuestro

El 27 de junio de 1976 un avión de la compañía Air France despegaba del aeropuerto israelí de Tel Aviv con destino a París. En su escala en Atenas y aprovechando las escasas medidas de seguridad del aeropuerto griego, embarcaron en el avión 2 terroristas palestinos y 2 alemanes, pertenecientes respectivamente al Frente Popular para la liberación de Palestina y a las Células revolucionarias alemanas. Iban provistos de pistolas y explosivos, y a las 12.30 consiguieron tomar el control del aparato. Iban a bordo 248 pasajeros y 12 miembros de la tripulación.

Los terroristas obligaron al Capitán a desviar el rumbo de la aeronave, y tras hacer una escala de aprovisionamiento en Libia, aterrizaron en el aeropuerto internacional de Entebbe, en Uganda. La elección del destino no era casual: la nación africana estaba ferreamente dirigida por Idi Amin, un extravangante y despótico dictador que amparaba la causa palestina.
Trayecto que efectuó el avión secuestrado. Hicieron un viaje de más de 7.000 kilómetros en 24 horas, haciendo una parada de respostaje en Libia, debido al apoyo que el hoy defenestrado Coronel Gadafi ofrecía a la causa Palestina

Una vez en tierra, a los secuestradores se les unieron otros 4 terroristas. Los rehenes fueron ubicados en la terminal de tránsito del aeropuerto, y fueron divididos en 3 grupos: los de nacionalidad hebrea, los que no tenían nacionalidad hebrea pero por su apellido podían ser judíos, y el resto de rehenes. Soldados de las fuerzas armadas de Uganda tomaron posiciones por todo el recinto para custodiarlo.

Las peticiones de los terroristas eran muy claras: exigían la liberación de 53 presos palestinos repartidos por cárceles de Israel y de todo el mundo antes del 1 de julio. En caso contrario, comenzarían a ejecutar a los rehenes secuestrados. Como gesto humanitario, permitieron no obstante la liberación de todos los pasajeros no judíos, a cuyo efecto un avión de Air France aterrizó enEntebbe y los transportó a París. Aún quedaban retenidos 95 pasajeros judíos y la tripulación de la nave, que decidió mantenerse juntos con los rehenes.

La planificación.

La situación era crítica para las autoridades judías: o cedían al chantaje terrorista liberando a los presos palestinos solicitados, o permitían el asesinato de más de 100 de sus compatriotas en un remoto país situado a más de 4.000 kilómetros de sus fronteras. Primero se intentó  buscar una solución diplomática, que aunque fue infructuosa permitió ampliar el plazo dado por los terroristas del 1 al 4 de julio.

Fallada la vía diplomática, se optó por la vía militar. Una vez que el gobierno israelí dio luz verde a la operación de rescate, se encomendó la ejecución de la arriesgada misión al Mayor General Yekutiel Adam. Éste formó un equipo de intervención formado por los mejores hombres de las principales unidades de élite de las Fuerzas Armadas israelíes, incluyendo a la temida 
Sayeret Matkal, la principal fuerza de vanguardia en contraterrorismo e infiltración del ejército hebreo.

Para planificar la misión, agentes de los servicios secretos israelíes -el célebre MOSAD- se entrevistaron en París con los rehenes liberados para conocer los detalles de su cautiverio. Especialmente importante fue el testimonio ofrecido por un pasajero judío de origen francés que había sido liberado por error: tenía formación militar, y pudo dar información muy detallada sobre el número de terroristas, ubicación de los mismos, y armas que portaban.

Simultáneamente, ingenieros del ejército construían en Israel una maqueta del aeropuerto de Entebbe para facilitar las misiones de entrenamiento. La providencia quiso que la empresa constructora del aeropuerto fuera una contratista israelí, y gracias a los planos que facilitaron y al testimonio de los obreros que participaron en la construcción pudieron hacer una réplica muy fiel a la obra original.


Terminal de pasajeros del aeropuerto de Entebbe donde los rehenes se encontraban secuestrados. Los israelíes pudieron construir una réplica gracias a los testimonios de los pasajeros liberados y a los datos ofrecidos por la empresa constructora
El día 3 de julio, la operación había sido meticulosamente organizada y ensayada. El operativo estaba compuesto por casi 100 hombres divididos en 3 equipos: El equipo de asalto, compuesto por 29 soldados divididos en 2 pelotones que tenía como misión ejecutar la operación de rescate; el equipo de refuerzo, encargado de establecer un perímetro de protección que facilitase la evacuación de los rehenes y de neutralizar los Mig 17 de la fuerza aérea ugandesa para evitar un combate aéreo; y el comando terrestre, que ejercía el mando operativo. 

La operación

El equipo de rescate se embarcó en 3 aviones militares de carga. El convoy aéreo estaba completado por un avión medicalizado en previsión de importantes bajas y otro Boeing 707 que actuaba como centro de operaciones. Para evitar ser descubiertos por posibles naciones enemigas, realizaron un vuelo a baja altura para evitar ser detectados por el radar.

A las 23.00 hora israelí, el primer avión de transporte aterrizaba en el aeropuerto de Entebbe. Nada mas tocar tierra, un mercedes negro con banderas de Uganda acompañado de dos Land Rover salió de la puerta de carga del avión y puso rumbo a la terminal donde los pasajeros continuaban secuestrados. En ellos iban apelotonados los 35 soldados encargados de efectuar el asalto. La idea era imitar un convoy de vehículos similar al que el presidente ugandés utilizaba en sus desplazamientos. Mientras tanto, otros soldados colocaban balizas de iluminación por toda la pista de aterrizaje, en previsión de que los ugandeses les dejasen a oscuras en su huida.

A pesar de la astucia del plan, la estratagema no funcionó: Idi Amin había cambiado recientemente su mercedes negro por uno blanco, y dos soldados ugandeses dieron el alto a la caravana por esa circunstancia.  Los israelíes no se arriesgaron y ejecutaron a ambos soldados usando pistolas con silenciadores. Sin embargo, no se sabe aún si por parte de los soldados abatidos o de los soldados israelíes, se disparó una rafaga con un rifle de asalto que se oyó en todo el recinto.

Miembros del comando de asalto en el interior del Mercedes negro

Los acontecimientos se precipitaron: el comando israelí se apeó de los vehículos e inició el asalto a a la terminal. Mientras penetraban en el edificio, varios soldados provistos de megáfonos alertaban en inglés y en hebreo a los rehenes: "¡somos soldados israelíes, echense al suelo!". El tiroteo empezó, y los israelíes abatieron a los 4 terroristas que se encontraban junto a los pasajeros. Por desgracia, dos de los rehenes cayeron abatidos por el fuego cruzado. Como los comandos tenían constancia de que había al menos otros 3 terroristas, preguntaron a los rehenes donde se encontraban los restantes secuestradores. Éstos se habían parapetado en una habitación contigua a la terminal de pasajeros. Los israelíes lanzaron granadas en el interior de la habitación e iniciaron el asalto, dando muerte a los restantes terroristas. Habían transcurrido menos de 4 minutos.

Paralelamente al asalto, dos aviones más de carga aterrizaban en Entebbe. De él descendieron tropas axuliares y vehículos blindados. Su misión era asegurar el perímetro, puesto que se temía un contrataque con tanques por parte del Ejército Ugándes. Además, comandos especiales se dirigieron a la zona militar del recinto y empezaron a destuir los cazas que allí se encontraban, consiguiendo así neutralizar una posible persecución aérea.

Las tropas ugandesas, que se encontraban concentradas en la torre de control, respondieron a la agresión. Sin embargo, la potencia de fuego israelí impidió cualquier acercamiento a la zona donde se estaba efectuando el rescate.

En medio de este fragor, el comando de asalto inició el traslado de los 105 rehenes a los aviones de transportes israelíes. El comandante del equipo fue abatido en este trayecto. Cuando por fin llegaron al perímetro de seguridad, los rehenes fueron atendidos por efectivos sanitarios.

Finalmente, cuando los aviones estuvieron cargados de nuevo con el combustible de repuesto que llevaban almacenados, los rehenes fueron evacuados en dos aviones: los heridos fueron trasladados a Kenia, donde el transporte aéreo medicalizado les esperaba. El resto partió directamente hacia Israel.

Momento en que el avión con los rescatados aterrizó en Tel Aviv. El júbilo y la alegría estalló entre los presentes. El rescate sería durante muchos años motivo de orgullo para Israel

Toda la operación de rescate se desarrolló en 53 minutos. A las 00.30 horas despegó de Entebbe el avión con las últimas tropas. Actuando en la más absoluta oscuridad, consiguieron ser rescatados un total de 105 rehenes, y los soldados israelíes únicamente sufrieron una baja mortal. Por contra, fueron abatidos todos los terroristas  y 33 soldados ugandeses, además de 11 cazas de la fuerza aérea. La operación fue calificada como un rotundo éxito por el gobierno judío, el cual además mandó una clara advertencia a sus enemigos: "Israel no negocia con terroristas".

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